miércoles, 16 de octubre de 2013

17 DE OCTUBRE DIA DE LA LEALTAD

"Era el subsuelo de la Patria sublevado", interpretó Raúl Scalabrini Ortiz el trueno popular del 17 de Octubre de 1945. Buenos Aires, refinada y culta, reflejada en el espejo y el hogar de Europa, observaba impávida el espectáculo de una masa que reclamaba a gritos su ingreso definitivo al libro entonces en blanco de la evolución política.
Las extensas y compactas caravanas de obreros recorrían los barrios desde las ciudades y pueblos fabriles del Gran Buenos Aires y la Capital Federal.La jornada partió en dos la historia, que había sido presenciada y protagonizada por una minoría privilegiada e "ilustre" y sufrida por las mayorías solitarias y huérfanas de esperanza.
Un pueblo a la deriva se debatía entre la marginalidad, la miseria y la desesperación. Una Nación permanecía en el letargo. Era preciso sacudir la modorra. Todo estaba preparado para consumar un nuevo fraude.
Propietarios de ingenios, de obrajes, banqueros y ganaderos organizaron de forma meticulosa la sucesión de Ramón Castillo, integrante del rancio conservadurismo local.La partidocracia toda asistía horrorizada al espectáculo del romance surgido entre Perón y la raíz de la tierra. Ello dividió claramente las aguas. Los partidos tradicionales, aglutinados luego en la Unión Democrática, presionaron. Reclamaban "elecciones libres" que nunca ofrecieron y la entrega provisional del gobierno a la Corte.
Azuzaron la realidad con un pintoresco pic-nic en la Plaza San Martín, donde se reunieron desde el embajador norteamericano Spruille Braden hasta el socialista más "revolucionario".
Como afirmó luego Scalabrini Ortiz, "no se trataba de elegir entre Perón y el arcángel San Miguel. Se trataba de elegir entre Perón y Federico Pinedo".

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